¡Á buen tiempo! 87 ximas que había oído á su tío eu ocasiones diferentes, consejos que él mismo la había dado cuando se iba á casar, algunas impresiones del viaje 'de recién casada, etc. La carta de que había hecho mención especial era la siguiente: «Madrid, 26 de Noviembre de 186... »Quei'ido Javier: Te extrañará recibir esta carta mía sin haberme escrito tú; pero creo que cesará tu extrañeza cuando la ha-* jas leído. »La otra noche fui con mi tía á casa de unas amigas, las de Renedo, me. parece que las conoces, j me encontré allí con aquel condiscípulo tuyo, Pedro Borrego, de quien me hablabas tantas veces, el cual, tan indiscreto como tú le pintabas, en cuanto me le presentaron, se sentó á mi lado y comenzó á darme broma contigo, llamándome de buenas á primeras asesina, diciéndome que era la responsable de tu muerte civil ó de tu destierro, pues por causa de mi cruel desdén te habías marchado, acaso para no volver nunca. »Díjele que estaba muy equivocado, que tú y yo éramos amigos desde la infancia y que nunca había habido entre ambos otra cosa que buena amistad; pero me contestó