- 45 - tencia y riña más ó menos pacífica. Se le fué un pie al valiente serrarro, gran jugador de pelota, y dio én el suelo el primer guarra\o que puede figurarse. Quedó como una rana. Una carcajada general fué el acompañamiento del lance, hasta que poco á poco se fué levantando el caído y tal mirada echó á los circunstantes, que todos guardaron la risa para mejor ocasión. Sacudióse la ropa, se acabó el juego y cada cual se fué por su lado, y las mozas volvieron á juntarse. Acercáronse los rivales al corro de las serranas, donde la dulcinea estaba, y las amigas de ésta, enteradas del caso y con gana de tomarlo á broma, les dijeron que la moza pretendida quería verlos jugar á la calva, y poco tardaron ellos en buscar marros y hacer la raya y empe-