FRANCIA. — ITALIA 29 vista entre el príncipe y el monje en la que, en realidad, el Renacimiento mostraba vacilación, dudaba entre seguir adelante en la senda emprendida, ó volver atrás en su triunfal marcha, se veía también la tenaz lucha sosterfida entre la Edad antigua y la Edad media. ¡Coincidencia singular! Aquel mismo monje que con tanta energía exhortaba á Lorenzo de Médicis,en sus últimos momentos, á esperar con resignación la muerte y le concedía su paternal bendición, había de ser, no mucho tiempo después, la palanca demoledora del poder de su casa, deponiendo á sus descendientes, y estableciendo en todo su vigor las ideas republicanas en Florencia. En tal fecha, pues, á la muerte del insigne Lorenzo de Médicis, sucédele su hijo el vano y presuntuoso Pedro, de corrompidas costumbres é inhábil para el gobierno, poco á propósito para inspirar confianza ni á los amigos políticos de su padre, ni al .pueblo, por su débil carácter y corto talento, y en cuya persona debían realizarse los temores que sobre la suerte de su casa había abrigado su ilustre antecesor.