64 CAPTJLLOS Sobre este punto concreto nnos se inclina"ban á, creer en la posibilidad de que el macho saliera útil, otros se inclinaban á dudarlo; mas el tío Andrés Bermejo siempre fué de opinión de que el burreño había de resultar al cabo una zarria inservible. No podía menos siendo tan barato... y siendo un gitano el que le babía vendido. Pero Angel, que casi no comió de alegría, escucliaba las reflexiones pesimistas del tío Andrés con cierta compasión, pues para él era ya indiscutible que el maclao era una alhaja. — Vamos allá, que las tardes ahora duran poco — dijo levantándose el tío Andrés, á la hora y media de haberse sentado; y todos se pusieron en movimiento. Angel, á quien el deseo de lucir el macho entrando en el lugar antes de oscurecer, prestaba desusada viveza, montó en seguida; pero, al echar á andar, se encontró con que el animal cojeaba de un pie hasta el extremo de no posarle. ■ — Se le habrá amortecido — -dijo un vecino de los inclinados á pensar bien. ■ — O le habrá dado cambrio — añadió otro. A Angel no se le cocían ya buenas berzas; pero el macho fué poco á poco posando la pata y cojeando cada vez menos, hasta que á medio camino le cesó la cojera del todo. Con lo cual respiró su amo y se volvió á