70 NOVKLAS MENORES — Y lo está usted todavía... — Si he de serle á usted franco... también es verdad: todavía lo estoy. — Bien; y en ese caso ¿por qué se. vino usted de allá? ¿qué pasó?... ¿Riñeron ustedes?... A ver, á ver, cuénteme usted.. . Le referí con sinceridad lo sucedido, y cuando concluí la relación me dijo: — ¿No hubo más que lo que usted cuentn? — Ni más, ni menos — le contesté; — ésta es la verdad pura. — Pues merecería usted un estirón de orejas; porque hizo usted una chiquillada, ó hablando más propiamente, una tontería, y perdone la fuerza de la expresión... Es una lástima que no se haya hecho esa boda... Luisa es un ángel, y usted también es buen muchacho, no se envanezca usted; muy buen muchacho... Por más que en eso partiera usted tan de ligero... ¿No tenía usted alguna persona de quien aconsejarse?... Esas cosas no son para resueltas así por la primera impresión y de cualquier modo, porque de hacerse ó no hacerse un matrimonio depende á veces la felicidad ó la desgracia para toda la vida, y aun la salvación eterna... Afortunadamente, la cosa puede tener arreglo todavía.. El general Sierra es mi amigo, como usted sabe; tengo mucha confianza con él, y por el primer correo voy á escribirle. —