— 293 — La empresa de Madrú], estimulada por los buenos informes qne llegaron hasta ella del comportamiento de José Carmoua en Cataluña, y Castilla, le ajustó en 1857 para alternar en seis vistas de toros con Cayetano Sanz; incluyéndose Antonio en la cuadrilla como peón supernumerario, y labrándose en aquel circo una base de crédito por su generalidad en la airosa suerte de banderillas, y su garbo en parear de frente y saliendo á paso corto y de cerca de los bichos. En aquella temporada José y Manuel estuvieron separados la mayor parte del tiempo; llevando el primero en su compañía al Antonio á Málaga, Almería, Jerez, Alicante, Cáceres y otros cosos extremeños, y trabajando el segundo con Arjona Guillen, Manolo, Manzano (Nili) y en Barcelona, Almería y Zafra con sus hermanos. Hasta entonces los hermanos Carmona, José y Manuel, habían sido los sostenedores de su familia y el amparo de Antonio, que en 1854, y en la parada que en todos los espectáculos produjera la invasión del cólera, llegó al extremo de entrar de peón de albañilería en las obras del edificio de la Fundición de cañones para atender en tal conflicto á las necesidades de su casa; pero en 1858 el menor de los tres lidiadores puso en planta su idea del cambio famoso ó engaño délas fieras, estrenando su ejecución pública en Sevilla en la corrida segunda de Abril y en el tercer toro, y esta novedad, y sus méritos y simpatías, le valieron una fama, de que se aprovecharon grandemente José y Manuel para agregar á sus contratas directas las que llevaban el objeto de ofrecer á la curiosidad escitada del público la flamante y azarosa suerte del cambio del Gordito. Los Carmonas, unidos yá en una cuadrilla corta pero notabilísima, trabajaron en multitud de plazas, aplaudidos sin límites, obsequiados cual no otros, y dejando en todas partes los recuerdos de sus tareas y las impresiones de su buen trato y escelente conducta. En las dos corridas extraordinarias de Setiembre los Carmonas alternaron con Casas y Domínguez, rivalizando Antonio con el célebre banderillero Francisco Ortega (el Cuco), jen la lidia de invierno, á beneficio de Antonio Ruiz (el Sombrerero), Manuel mató con Cúchares y el Tato, y Antonio obtuvo una acojida que escede á toda ponderación. En la temporada de 1859 se hicieron multitud de proposiciones á Antonio Carmona para separarle de sus hermanos, atrayéndole á otras cuadrillas y contratándole de cuenta de ciertos empresarios; más todas las diligencias fueron vanas en ambos sentidos, y los tres Panaderos, ajustados para el palenque de Lisboa por Francisco Rodríguez Alegría, causaron un efecto imponderable en la hermosa capital del reino vecino en las seis funciones convenidas y en dos extraordinarias, regresando á su pais con ricas dádivas y memorias lisonjeras de aquel inteligente y culto público. En el Puerto de Santa María sufrió Manuel una cojida del primer toro en la tarde del veinticinco de Junio, que puso su existencia en tremendo peligro durante los primeros días; pero al final de temporada, satisfactoriamente restablecido, alternó en algunas corridas con Cúchares, Ponce y José, torero más parado y ménos ardiente que Manuel en los lances dificultosos. Ya en 1860 concedió la fortuna sus favores á los Carmonas, requeridos con empeño y pagados con esplendidéz por las empresas de Ronda, Jerez, Algeciras, el Puerto, Sevilla, Badajoz, Cáceres y Granada, con ocho festejos en la arena de Santa Ana en Lisboa, y en 1861 cerraron la temporada con cuarenta y dos lides, sin más accidentes que la herida de José en la ciudad de Boabdil, causada por el tercer toro de la corrida, y trabajando seis en la corte con un resultado prodigioso, especialmente para el inimitable Gordito, que allí, como en Santander, oscureció las reminiscencias de los banderilleros más famosos en 74