AÑO I MADRID 5 DE NOVIEMBRE DE 1883 NUM. 43 o ^3 i 0 w o •-d o o >» O w CSl w cri o SO Sd PERIÓDICO TAURINO NÚMERO CORRIENTE 15 céntimos. PRECIOS DE SUSCRICION í En Madíiid t provincias , trimestre, 3 pesetas. =TJltsam:abt Extranjero , trimestre, 4 pesetas. =Lo3 pedidos de susericiones y paquetes se dirigirán á su editor Nicolás González, Silva; 12, Madrid, no sirviéndose los que no envien su importe adelantado. PUNTOS DE SUSCRICION En Madrid.— En la Redacción y Administración , calle de Silva, núm. 12. En Provincias.— En las principales librerías y casas de nuestros correaponaaleSi NÚMERO ATRASADO 25 céntimos. ADVEETENCIA La suspensión de la corrida que liahia anunciada en Madrid para el domingo próximo pasado fué causa de que no publicásemos nuestro número como de costumbre ^ creyendo que se verificaria la corrida durante la semana trascurrida. , . Oportunamenle indemnizaremos d nuestros suscritor es de esta falta. NUESTUO DIBUJO El dia 7 del pasado mes se efectuó en nuestro circo taurino la 20.a corrida de abono. Hacía pocos dias que habia regresado á España el rey después de los acontecimientos de Paris. La empresa do la plaza no quiso ser ménos que las corporaciones 3^ particulares que para desagraviar al monarca, desag-raviando á la nación que rig-e, manifestaron públicamente sus sentimientos; y sabiendo qNue el rey iba á presenciar el espectáculo, dispuso levantar un arco frente á la puerta de Madrid de la plaza de toros, y á la terminación del paseo que desde la carretera de Aragón conduce al citado edificio, que en su parte interior lucia colgaduras. Los diestros que en el espectáculo tomaron parte, al llegar la hora de brindar la muerte del primero de sus t ros, pronunciaron patrióticos brindis ante el palco regio. El público, terminada la lidia de los seis toros anunciados, pidió y obtuvo que se corriera otro más, cuyos gastos costeó la empresa. Miguel Almendro, el tanderillero de la cuadrilla de Fernando Gjmez, como sobresaliente, se encargó de -la muerte de la res jugada en sétimo lugar, y al brindar lo hizo también ante el palco que ocupaba el jefe ,del Estado. Todos los espadas, por aquel acto, recibieron de S. M. valiosos presentes. Rafael Molina (Lagartijo) una petaca de piel de Rusia con iniciales y corona de brillantes; Francisco Arjona Reyes (Currito) y Migue! Almendro, botonaduras de brillantes, y Fernando Gómez (el Oallo) una leontina de oro con un medallón del mismo metal con adornos de brillantes. El arco levantado por la empresa, el interior de la plfiza en el momento de brindar uno de los espadas ante el palco régio y los presentes con que el rey obsequió á los matadores, todo se halla reunido en el d bujo que hoy publicamos. MIGUEL ALMENDRO Constantes en nuestro propósito de ir dando á conocer en El Arte de la Lidia á los diestros que van adquiriendo un buen puesto en el arte de Pepe-Hi11o, vamos hoy á ocuparnos del banderillero de la cuadrilla de Fernando Gómez {Gallo), Miguel Almendro, que tanto se ha distinguido en la actual temporada, y especialmente en las últimas corridas en que le hemos visto estoquear reses. . Pocas biografías como la de Miguel Almendro abundarán en detalles curiosísimos, rasgos característicos de la vida de un torero, que ya empezó á ser lo apenas abiertos sus ojos á la plácida alborada de un cielo andaluz, que sin disputa es uno de los más encantadores. Nació Miguel Almendro el 4 de Diciembre de 1859, en un campo de labor, situado á poca distancia de la ciudad de Carmena, y recibió las aguas bautismales en la suntuosa capilla de una hacienda perteneciente á los marqueses de las Torres, en la cual servia de capataz por aquella fecha el padre de Miguel. Apadrináronle los citados marqueses de la Torre, descendientes de los Lasos de la Vega, circunstancia que pudo influir en el destino de Miguel, si éste no le hubiera dado más tarde una dirección bien distinta, por cierto, de la pensada por sus padrinos. Apenas adolescente M'guel, sus padres quisieron dedicarle á algún oficio útil, y á este propósito le llevaron á Carmena, donde entró como oficial de herrador en el establecimiento de D. Sebastian López. No debió ser agradable á Miguel el aprendizaje de la veterinaria cuando á pesar de las filípicas continuas del maestro no parecía por las oficinas. Por este tiempo habia en el matadero de Carmena un veterinario muy aficionado á la tauromaquia, á quien gustábale distraer sus ócios viendo cómo algunos Cuchares del porvenir se burlaban de las reses bravas que ponia á su disposición con gran contentamiento de los incipientes lidiadores, entre los que se distinguía por su arrojo el oficial de herrador, que siempre que podia (y podia siempre) hurtar las vueltas al maestro López, dejaba el martillo, que cambiaba por el pedazo de percalina, y allá en el corral del matadero sorprendíale la misteriosa luna, señalando palos, dando verónicas ó pasando de muleta, según los casos. Miguel vivia por entónces en una casavec'na al matadero, y esto le permitía burlar la vigilancia de sus padres, á quienes no se le ocurrió inutilizar una puerta de escape que comunicaba con el matadero. Determmadas las aficiones de Almendro, y sorprendidas por algunos inteligentes las excelentes condiciones, que el público madrileño ha podido apreciar más tarde, aconsejáronle que se trasladara á Sevilla. Poco trabajo le costó seguir el derrotero que le marcaron, y así fué que pocos días después hacía su entrada en la histórica ciudad de San Fernando. Una vez allí se encontró sin recursos con que atender á las más apremiantes necesidades de la vida, y para subvenir á ellas dedicóse al ofisio de albañil, que tardó poco en abandonar. Desde esta fecha empieza su vida taurina oficial. La empresa de aquella plaza le contrató para trabajar en algunas novilladas, y más tarde Juan León (el Mestizo) le llevaba á Castaño del Robledo, en cuyo punto ocurrió un lance que debemos consignar. Lidiábase el sexto toro. En el último tercio, más que á la muleta atendía al bulto, y Juan León, en una de las coladas de la ñera, fué enganchado y voltead 1, siendo trasladado á la enfermería. No se habia repuesto el público aún de la terrible impresión, cuando coge Miguel la muleta y el estoque, se va á la cabeza del bicho, yprévios algunos pases superiores y parando, se deja caer con un volapié que hizo rodar á la irritada fiera. Miguel Almendro habia vengado á su maestro. En una novillada celebrada en Sevilla conoció á Miguel, su actual maestro, Fernando Gómez (el Qalio), y protegido por éste toreó á su lado en Toledo y en Almendralejo con Jaqueta, 4 quien Fernando le habia recomendado. Ha trabajado en novilladas celebradas en Sevilla, Madrid, Llerena y Valencia. En este punto, toreando con el Mestizo, éste fué cogido y Miguel se encargó de sustituirlj, y hubiese dado muerte á todos los novillos á no haber tenido •que ir á la enfermería por haberse herido con la espada en la pierna derecha. Toreando en Antequera con el Gallo, y después de banderilleado el último toro, éste alcanzó al Almendro al saltar la barrera, hiriéndole gravemente en una pierna, de cuya herida curó pronto, merced á la generosidad de Fernando, que no consintió que su banderillero fuese al hospital, llevándole á su casa, donde fué cuidadosamente asistido. Rasgos como éste, muy comunes en Fernando Gómez, han hecho que su cuadrilla le profese una especie de veneración que en Almendro raya en delirio, pues hablarle de su maestro equivale tanto como si á un mahometano le hablasen'de su profeta. En una corrida verificada en Sevilla, á beneficio de un aficionado, fué cogido Miguel, recibiendo una cornada, y como en dicho punto no estuviera Fernando, se encargaron de recabar fondos para atender á su curación Emilio Bartolesi y Diego Prieto {Cuatro-dedos). Hasta la segunda temporada del año anterior figuró como puntillero en la cuadrilla de Fernando, y al tomar la alternativa de matador Cuatro-Dedos, le sustituyó en la misma cuadrilla como banderillero de número. Hasta aquí los detalles biográficos de Miguel Almendro. Ahura, para terminar, corresponde á nuestro propósito emitir nuestra opinión acerca del dies-