Á&o IX Madrid 19 de Eneró de Í9C6. Núm. 440 i SEMANARIO TAURINOvILl ALERTA Lo ha dicho Saint- Aubín, lo ha desmentido el Gobierno, y aquí no ha pasado nada. Y como en este bendito país todo se olvida y nos sabemos de memoria las mafias de que se vale la gente nea para conseguir su objeto, si á los demás colegas tranquilizan las afirmaciones del Gobierno y se cruzan de brazos, nosotros estasemos siempre en la brecha, dispuestos á no consentir el proyectado despojo. ' Se trata de arrebatarnos los hermosísimos frescos de San Antonio de la Florida; se quiere privarnos de lo que es puramente español y en España debe guardarse. Y cúmplenos á nosotros, españoles de corazón, cada día más amantes de nuestra patria, cada vez adorándola con más fervor cuanto mayores sean sus infortunios; cúmplenos, repito, venerar esas reliquias, conservarlas, defenderlas y no dejar que nadie se las lleve, así nos hallásemos en la miseria y con el producto de la venta nos salváramos. No; no ha sido una falsa alarma, no fué una especie recogida en la calle, llevada á la redacción y lanzada á la publicidad. Tratábase indudablemente de enajenar los incomparables frescos de San Antonio. Hoy en el mercado de París no se cotizan á grandes precios más que dos nombres: Greco y Goya. Este último especialmente. Murillo, Ribera, Zurbarán, el mismo Velázquez, no tienen la aceptación que tuvieron hasta aquí. Pero los Goyas se buscan con ahinco, y el que cuente con uno, bien puede asegurarse que ha hecho su agosto. Vinieron los corredores, vieron una y mil veces aquella cúpula y aquellas pechinas, y sabiendo que estaban en manos de la clerigalla, incapaz de sentir la belleza artística y muy capaz de vender todo lo vendible, tantearon el asunto, estimularon la codicia, ofrecieron cantidades enormes por lo que ellos, los cogullas, no darían el importe de un funeral de primera, y dispúsose la entrega de lo que no hay oro bastante para adquirir. Y si al pueblo de Madrid interesa conservar sus tesoros artísticos, ya que de otros carece, nosotros, los paladines de la afición taurina, debemos ir en la vanguardia, porque nosotros, mal que pese á los sabios pour rire y á los intelectuales de pega, somos los representantes del pueblo madrileño, los que luchamos un día y otro día por conservar sus tradiciones, por elevar su decaído espíritu, por mantener lo que es suyo y puramente suyo, lo que le distingue de todos y le hizo en otro tiempo respetado y temido. Goya es más nuestro que de los otros; porque como dice muy bien un gran literato, es el pintor más español de España; es el pintor de los toreros, de las manólas, de la guerra de la Independencia, de aquella antigua sociedad española que se disolvió bajo sus ojos; porque Goya, como añade el ilustre escritor, era un hombre de temperamento de hierro, apasionado por las corridas de toros, hasta el punto de que en tos