Núm. comente, ¡O cts. Atrás: ¿o 25 cts' Octubi'e de 18( nm. n A^TOflIO DñBÓ Este simpático diestro nació en Madrid7 y desde que terminó la instrucción primaria dedicóse al oficio de carpintero-ebanista, en cuyo arte llegó á tener un acreditadísimo taller. Desde muy niño demostró afición por los toros, y la derruida plaza de los Campos Elíseos sirvió de escenario á sus primeros pasos en la tauromaquia, en la época en que Mazzantini hacía su aprendizaje. Después de trabajar en diferentes becerradas de convite en dicha plaza y en la del Puente de Vallecas, tomó parte en la corrida celebrada en el mes de Febrero de 1885 á beneficio de los desastres de Andalucía y en la que estoqueó con gran acierto dos toretes. Decidido á continuar en la peligrosa profesión de torero, fué ajustado para la corrida de inauguración de la plaza de Pastrana el 5 de Junio de 1885, festividad del Corpus. En ella mató con aplausos tres toros de la ganadería de don Donato Palomino, y al disponerse á concluir con el cuarto, fué enganchado y derribado, produciéndole entre otras lesiones de menor importancia, una luxación en un pie de carácter tan grave, que no se vió repuesto de ella sino al cabo de seis meses. Después de haber actuado como espada en diversas poblaciones de importancia, el 6 de Febrero de 1.887 mató en Madrid alternando con el Ecijano y concluyendo con los dos toros que le tocaron de dos estocadas. De veinte pasan las cogidas más ó menos graves en el ejercicio de su profesión. De ellas las principales son las siguientes: Un puntazo en una rodilla en la plaza de Vitoria; otro en una mano en la de "Nimes; una cornada en la pierna izquierda y un varetazo en la cara en la de Daimiel; un varetazo en Plasencia, donde apesar del percance mató en las dos corridas ocho toros de ocho estocadas; un puntazo en la mejilla sufrido en Alicante el 3 de Agosto de 1893, al entrar á matar en una corrida en que alternaba con Maera; una cornada en un sobaco y un varetazo grande en Yecla, y otro puntazo en un muslo con lesiones de consideración también en una mejilla en Castellón de la Plana, De sus condiciones como torero Npoco podemos decir, por la circunstancia de haber podido apreciar su trabajo contadísimas veces, y esto hace ya tiempo. La impresión que nos dejó es que contaba con la primera materia que es el valor, y una condición importante, que es la seriedad. Por aquellos días toreando le faltaba mucho que aprender y más se distinguió por la valentía y seguridad con que entraba á matar, que no por sus primores manejando la muleta y el capote. Espacio ha teñirlo de perfeccionarse, y según nuestras noticias no ha perdido el tiempo, sin que por ello^ ni poi- los percances sufridos, híiya amenguado nada el arrojo que siempre ha sido en él la nota dominante.