CAPITULO III Causas principales de que se deriva la cuestión obrera. Si, como lie manifestado con insistencia, las desigualdades sociales proceden de la naturaleza misma del hombre, estas desigualdades serán también á su vez naturales, á no ser que en virtud de fuerzas extrañas se desvíen de su centro las leyes á que obedece la Humanidad en su desenvolvimiento progresivo; ó, lo que es igual, que aparezca un obstáculo artificial contra el que se estrelle la tranquila corriente que forman todos los elementos de que se compone la sociedad, convirtiéndose en impetuosa cascada que la precipite fuera de su cauce ordinario. No cabe medio. En el primer caso, admitiremos, como no puede menos de admitirse siempre, la existencia del mal, 1 sin el que no se conciben ni la libertad ni la responsabilidad del hombre, que luchará sin tregua para prevenir y neutralizar sus efectos. Pero, cuando las desigualdades, en cualquiera de los órdenes de la vida, sin excluir, 1 «El misterio del mal,» como dice San Pablo.