H podía esperarse. CoOTentó á crcicer de día en día entre las ovejas el descontento contra los pastores Miiuliiplicabanse io$ clubs y conferencias secretas: inficionaba un rebaño á otro, ga-* naroase al partido algunos perros de los mas fornidos y robus-, tos, y no se esperaba ya para efectuar ia aíim%a sino un momento favorable. . - Sucedió sin embargo lo que suele suceder con todo secreto que deben guardar muchos. Comenzóse la cosa á .irasiucic á todos , especialmente á algunos perros fieles , que ni se dejaban llevar del ayre , ni se pagaban de brillantes, perú fal53.5 apariencias. Estos, pues, y las ovejas, mas esperimentadas y ancianas opusieron las razonesomas fuertes ai odio contra los pastores r que cada diá se aumentaba mas en la grey.: Poníanles de bulto, que lo ¿que ellas llamaban tiranía , no se encaminaba sino á su mayor bien: que si segaban ios prados no lo hacian sino para proveerlas en el rigor del invierno de la subsistencia necesaria : que no se servían del cayado sino para alejarlas de los peligros , y sobre todo para que los lobos no las devorasen ; que si se aprovechaban de, lar lana y. la leche era porque para ellas eran inútiles': que si; algunas veces estaban de mal humor ó les sacrificaban sus corderos, eran estos unos males que de ningún modo podian compararse con los desastres y desgracias á que se esponian , sustrayéndose á la. protección , vigilancia y cuidados de los perros y los pastores j y finalmente, que lo secrero y oculto de las conferencias y manejos que algunas de ellas tenían eouló.s lobos daban bien á entender, que tan fatales máximas no tenias otro principio nilas insinuaba nadie sino los lobos, que ciertamente maquinaban el «xterminio de los apriscos. Estas saludables y sabias advertencias volvieron al rebaño á tal cual de las ovejas extraviadas j pero las mas:, y;cspecialmente aquellas que estaban .en plena posesión d;! secreto, permanecieron obstinadas y no soñaban, con oirá cosa sina. con la independencia y felicidad que les prometían los lobos. No ▼eian masque los pequeños males que esperimemaban , y ni aun imaginar sabian Los horribles y desolantes que entre a^ quellos por necesidad hablan de sufrir. Entre los lobos todo se les figuraba en sus inflamados cerebros contentamiento y felicidad^ ,;, ; . Los pastores fueron los últimos que se enteraron délo que pasaba. Vieron con frescura á las ovejas tratar familiarmente con ios lobos sin asombrarse j pero sospechando después de