muerte hecho un buey, desparramando la vista y quedándosé." Salvádor lo ahormó cuanto pudo eén la muleta y lo mató de una corta tendida, un pincházo, un volapié sobrado y un descabello al segundo intento. . El 23 de Octubre se lidió una corrida extraordinaria de tres toros de Veragua y tres de D. Juan Oastrillón por las cuadrillas de Lagartijo y Frascuelo. El segundo toro {Tabernero^ de Caetrillón, colorado), llegó á la muerte humillando. Salvador lo mató de un gran pinchazo en hueso y una estocada baja, humillando la res al engendrar el espada el avance. Al cuarto ( Fencc/o, de igual ganadería, colorado), le tomó ron desconfianza con la muleta por las muchas facultades que conservaba, y lo mató de meflia estocada caída y una honda buena, tirándose de largo, descabellándole. El sexto {Arriero, de Veragua, colorado), lo cedió á Ouerrita, que aquella tarde toreaba por primera véz, ya de plantilla, en la cuadrilla de Lagartijo, . Mn la 21.a corrida de abono (25 Oótúbre), última de aquella temporada, toreó Salvador en unión de Hernaosilla y Manuel Molina. Trasteó al primer toroC-K^enímo, de D. Joaquín Oastrillón (1), colorado), que había sido fogueado y quería hacer carne, con mucha valentía, y le metió un estoconazo ido, asegurando. Llegó el puntillero Isidro Buendía y, al intentar atronar al buey, se levantó éste, alcanzando al humilde diestro, al que rompió la taleguilla morada y negra, ocasionándole un ligero puntazo, á pesar de los esfuerzos de Frascuelo, que agarró de un cuerno á Bepentim, al que luego descabelló. El últitno toro que mátó Salvador en lá temporada famosa de 1885, era de Ibarra {Pañero, retinto obscuro). Le halló incierto y reservón. Le toreó receloso y movido con nueve pasep; pero al cuadrársele se acordó de que era el matador de bronce y lo echó á rodar sin puntilla con una soberana estocada á un tiempo, hundiendo :el acero hasta la cruz. . El público- despidió al gran espada entusiastamente. Tal fué la gloriosa temporada de 1885, con la que Frascuelo reapareció en Madrid después de cuatro años de ausencia, motivados por un exceso de pundonor siempre plausible, como todo lo que halla base en la dignidad personal. En esas 23 corridas y en esos 50 toros muertos que he reseñado muy pesadamente, quizá para quienes no gusten de estae minucias detallistas de la afición, muy someramente páralos aficionados (entre los que tengo el honor de contarme en última fila), que creen que del detalle nace la justa apreciación de lo pasado. En esas 23 corridas y en esos 50 toros muertos, se halla un gran esfuerzo. El de aquel gran espada, el más pundonoroso sin duda de cuantos han existido, ante un público que sus adláteres, los íntimos, famosos y justiciables, empeñáronse en hacerle aparecer hostil, cuando no lo era en realidad, pues que un núcleo pequeño de adversarios, más ó menos intelectivos é in Huyen tes, no representa nunca la masa de la afición sana é inteligente, subyugada ante el éxito verdadero y efectivo. Frascuelo se ofuscó y creyó ver mares donde sólo había arroyos. La afición ganó con ello, pues la temporada de 1885. en que el gran matador puso todo su esfuerzo, archivó grandes glorias, extractadas en estas líneas por mi pobre, pluma. Y aún no satisfecho el concienzudo diestro, procuró continuar sus triunfos en la temporada de 1886, que quizá algún día narraré eh estas columnas. Para terminar anotaré detalles. La cuadrilla de Frascuelo la compusieron aquel año los picadores Francisco Gutiérrez (el C/imc^) y Cirilo Martín, los banderilleros Victoriano Recatero {q\ Eegaterín) y Antonio Pérez (el Ostión), y al principio de la temporada Francisco Sánchez {Frascuelo); y luego, sin figurar en plantilla, Luis Recatero. (el iíe^aíeriWo), y como puntillero Isidro Buendía. Más detalles. Salvador sólo usó en aquella temporada cuatro trajes (aparte del famoso celeste y plata del 12 de Abril): uno granate, otro verde-botella, otro verde-campo y otro color de tabaco, , adornados loa cuatro con oro. Aquella temporada fué un poema, de los viejos poemas del toreo de antaño. La he evocado con gozo. Si hay un solo aficionado que sienta vibrar al leerla las cuerdas del recúer.lo que vibraron en mí al escribirla, mi labor de cronista no es estéril. . ' El Bachtlt-ki GONZÁLEZ DE RIVERA. (1) Las ganaierias de Castrillón, de Vejer de la Frontera (Cádizí, eran dos, completamente Bep» rades, de los hermanos Joan y Joaquín. De la primera (divisa encarnada, amarilla y azul), fueron los toros lidiados el 23 de Octubre, y de la segunda (divisa encarnada, amarilla y -verde1, los toreados el 25.