OVACIÓN Á MOHTBS FOB LA MUKBTB DEL TORO CUiBTO tarlo con cuantos medios estuvo á su alcance, logrando que dejara la faga para ocasión más propicia y que acometiera. Entrando recto clavó una ccita superior, que más tarde ahondó con la montera, y que hizo ai cornudo rodar hecho un ovillo. Al cuarto, uno de los dos menos mansos de los lidiados esta tarde, lo toreó de capa con dos verónicas, dos recortes y un farol, de superior clase todo; como cuando quiere, que en esto es ya sabido que muy pocos ee le ponen por delante. Se ganó una ovación formidable. Pero aún más grande fué la que premió la monumental muerte que le dió; sobre todo, la faena de muleta, que fué de esas que pocas entran en libra, y que me hizo recordar dos que hizo la temporada pasada y que con dificultad olvidaremos. El toro llegó manejable á sus manos: lo toreó con gran valentía, pisándole el terreno y ciñéndose de manera asombrosa. Por su escasez de facultades, hubo momento en que no pudo irse del toro y éste lo acometió tan en coito y con tanta codicia, que Antonio hubo de echar mano de los grandes recursos, librando las cornadas con la cintura y brazos y dejando los piés clavados en la arena. ¡Nos recordó á Revertel Excuso decir que fué una tempestad de aplausos la que levantó con estos alardes de valor y maestría; lástima grande qué intercalara en tan hermosa faena tanto adorno cursi. Montes viene este año con gran predilección por las monerías, y eso no nos agrada; una que otra vez, pase, y más si vienen á tiempo; poro eso de querer á cada instante intercalar monadas, no nos resulta. Coronó tan monumental faena metiéndose á toda ley al volapié y dejó una estocada hasta las cintas, en el mismísimo morrillo, y que evitó al puntillero que entrase en funciones. Para terminar dignamente su labor esta tarde, toreó al sexto muy en corto, solo y valiente. La faena fué muy breve y de gran lucimiento; paró los piés como en los días de fiesta y cobró una estocada hasta el pufirt, entrando euperlorimnte al volapié y que ahorró trabajo al puntillero. En quites estuvo muy oportuno y compitiendo en valentía con Farrao; al quinto le clavó un palo entran'k) al cuarteo paso á peso. Rn suma, una gran tarde para el diestro sevillano, que deseo se repita muy en breve. Los picaíhres. — En pocas palabras está juzgado el comportamiento de estos caballeros: estuvieron pésimos todos y overon como justo premio pilbas ensordecedoras á granel. Los hanie} Uleros. — El maestro Blanqu t> fué, como de costumbre, quien monopolizó las ovaciones del segundo tercio. Es un asombro cómo este veterano á medida que pasan los años se confía más con los toros, jes para y levanta los brazos que no hay más allá. Limeño banderilleó muy bien al cuarto toro y en la brega; los mismos fueron los que mejor lo hicieron. Como pésimo merece especial mención el veterano Fa/ewcía, que está imposible. Zos toros. — No merecen que perdamos mucho tiempo hablando de ellos; baste decir, que con excepcidn del cuarto y el quinto, que acudieron con alguna voluntad hacia la gente montada y acabaron manejables y con alguna bravura, los restantes fueron bueyes desde los pitones hasta el último pelo dtl rabo, blandos y sin codicia en el primer tercio y acabaron huyendo y buscando refugio en las tablas. Para ver de lidiar seis, desfilaron ocho por el meló, y iqué buenas cosas auguraría su lámina, que el empresario, en previsión de un escándalo, mandó encerrar dos de Ijs toros de Muravo que tiene reservados para su boneliciol (ISKT. DE D \ N EL PASADO.) CiBLOB QUIROZ.