Algo de esto tuvimos en esta corrida; los toros en ella lidiados fueron mansos de solemnidad y, sin embargo, ha sido la mejor y más animada de las efectuadas hasta el presente en la actual temporada. ¿Razón de ello? La "iguiente: Tuvimos ocasión de ver en el ruedo á dos toreros animosos y valientes, con grandes deseos los dos, y que en noble emulación salió el uno á ganarle el cartel deque tan justamente alardea el otro, y éste demostró á las claras que no es él quien se lo dejé arrebatar ni quien quede por debajo de nadie. De aquí, que lo que hubiera sido una corrida aburrida é incolora, se tornase en fiesta animadísima y con toques brillantes, que sólo pudieron prestarle el valor y la maestría en dulce consorcio. Farrao y Montes nos demostraron palmariamente esta tarde que no hay toros malos siempre que los encargados de lidiarlos no salgan únicamente á cobrar y salir del paso sin detrimentos en la indumentaria; que cuando un diestro auna el saber y el valor, que cuando tercia á su cuerpo el capote centelleante de oro y plata y al ruedo sale con firmes propósitos de conquistar aplausos, no hay inconvenientes insuperables que á su voluntad se opongan y halla lucimiento, aunque sus adversarios sean de condiciones nada á propósito para ello. .. ... . Tal fué lo que aconteció esta tarde, y ya que esto, por desgracia, no lo vemos con la frecuencia que fuera de desear, váyase, á fuer de agradecido, un voto de gracias á Parrao y á Montes, porque esta tarde cumplieron su misión como es debido y no nos siguieron condenando al desesperante aburrimiento á que nos tienen acostumbrados los coletas que se dignan explotarnos. Farrao fué el primero j que animó la soirée, fué quien echó carbón á la máquina y quien hizo salir de su indiferencia al diestro de Triana, dándole CBLáKQÜITO» BN BL SEGUVDO TOBO MONTBS BBT BL TOBO BUQUNDO ocasión de que apretara y nos mostrase los progresos que ha realizado en la corta ausencia. Aunque no fuera más que por esto, aunque prescindiéramos de la buena tarde que tuvo, merecía Joaquín un nutrido aplauso, porque apretando él, hizo arrear de firme á Montes, y sabido es que Antonio lo que necesita, para salir de su apatía é indiferencia, es torear con otro matador deseoso de palmas. Desde que el primer toro pisó el ruedo, comenzó Joaquín á hacer ver que estaba en una de esas tardes que por desgracia suya son en él tan raras, en que se aleja de la atroz desigualdad en que se halla enfangado y que venía por aplausos y á consolidar cartel al lado de un buen torero. Estuvo muy trabajador en la brega, lanceó de capa al tercero y quinto toros, parando los pies, y á los quites acudió con oportunidad y valentía. Al quinto lo cambió muy bien con banderillas, sin clavarlas, y repitió en la misma forma, dejando un par bien colocado. A su primer toro, que acabó noblón y manejable, lo toreó solo y con deseos, únicamente que no aguantó con la muleta, sino que se echó encima al cornúpeto y se dejó comer terreno. 8e arrancó á volapié en corto y clavó una estocada superior, sin estrecharse y saliendo apuradillo y dejando la rodilla en el sitio del combate. Al tercero lo halló incierto, á causa sin duda del atroz herradero que hubo toda la tarde; lo muleteó sin confiarse y sobria-