- 31 — maz y mucho más a la necrópoli de Osma. Corresponde pues la Mercadera a la transición del primero al segundo grupo formado por Bosch Gimpera aunque quizá encaja dentro del primero y, por tanto, cronológicamente hacia el comedio del ¡siglo iv, lo que no se aparta en absoluto de la fecha establecida por el señor Cabré1 para la de Atienza. Esta fecha de mediados del siglo iv conviene también con la costumbre apreciada en los celtas por M. Déchelette del uso femenil de los torques hasta el año 300. Esta necrópoli, como todas las del grupo castellano, ofrece un predominio de tipos hallstátticos sobre los de La Teñe y muestra una vez más la falta de sincronismo entre estas etapas peninsulares y las europeas, por lo cual me parece por ahora más eficaz que tratar de encuadrarla en el marco inadecuado de Hallstatt o La Teñe o en el muy general de la primera y segunda edad del hierro, partir de la división que marca el hecho histórico de la formación del pueblo celtibérico, que por su extensión geográfica podría ser conveniente para todo el grupo castellano e incluirla en una clasificación étnica solamente. La Edad del Hierro soriana ofrece dos modalidades arqueológicas : la cultura de los castros de las sierras del N. de la provincia (sobre fondo arcaizante) relacionadas con los del bajo Duero y en la que aparece únicamente cerámica morena con decoración unguicular o incisa, coetánea de las necrópolis posthallstáttieas del primer grupo formado por Bosch Gimpera y por tanto céltica, y la cultura de tipo de Numancia con cerámica roja torneada y pintada que comienza en Ventosa de la Sierra y étnicamente es celtibérica. Entre los dos grupos se ve el momento de fusión en el castillo de Arévalo de la Sierra y acaso en el de Alpanseque y se aprecia la superposición de las culturas en los de Tañine y Fuentesaúco. El hecho diferencial es pues la cerámica torneada y pintada, arte en realidad, ya que las restantes tipologías generales son evolutivas y por tanto inútiles para una diferenciación étnica. La formación del pueblo celtibérico parece que tiene lugar hacia el comienzo del siglo ni, y, por tanto, nuestra necrópoli es céltica no sólo por el origen de sus tipos sino también por la corta densidad de la cerámica roja torneada que parece corresponder al comienzo de su empleo y, por tanto, al de la influencia cultural ibérica, lo que concuerda con la cronología absoluta que antes señalamos. 1 Memoria de la Junta Superior de Excavaciones, núm.